Sofía Manzanares Toledo tiene 27 años, estudió enfermería en la Universidad Nacional de Entre Ríos y solo le falta entregar la tesis para recibirse. En noviembre de 2021, luego de presentar el trabajo dos veces y ser desaprobado, decidió contratar a la empresa ProfesionalesAR, a quien le pagó 26.000 pesos (otras empresas lo presupuestan en dólares) por un trabajo que le volvieron a reprobar.
“Estaba teniendo problemas con mi tesis, entonces, después de la segunda vez que me la desaprobaron, contacté a esta empresa, pero no tuve una buena experiencia, todo lo contrario. Les mandé mi tesis rebotada con todo el dictamen del jurado para que vieran con qué criterio se corrigió. Ellos me enviaron un presupuesto con las correcciones que consideraban hacer. Con el pago de una seña inicial de 11.000 pesos realizaron la primera parte del trabajo y después lo finalizaron con el segundo pago. Pagué 26.000 pesos en total y cuando la presenté por tercera vez me la rebotaron nuevamente. No creo que vuelva a contactar con empresas así y seguiré por mis propios medios”, contó la joven a LA NACION.
Para algunos estudiantes de nivel superior, realizar la tesis que les permite terminar su carrera y recibir el título es un dolor de cabeza. Y frente a esto, hay quienes vieron la oportunidad: empresas argentinas que venden estos trabajos académicos de acuerdo con lo que precisan los estudiantes.
En la empresa Tesis y Másters, la modalidad de trabajo es similar a la de ProfesionalesAR: uno envía un mail o mensaje de WhatsApp pidiendo información y enseguida un asesor se pone en contacto vía chat. Solicitan el tipo de trabajo a realizar, la cantidad de páginas, la fecha de entrega y el tema, y si el alumno no lo tiene definido, la empresa propone dos o tres opciones. A partir de ahí, en menos de 24 horas, un asesor envía por mail un presupuesto en dólares y su equivalente en pesos según el tipo de cambio del día del Banco Nación.
LA NACION pidió un presupuesto por una tesis final de 40 páginas para la carrera de periodismo. Pidieron 620 dólares para realizarla en un plazo de tres meses. Sin embargo, las cotizaciones son personalizadas. En la misma semana, por una tesina de 50 páginas de la carrera de abogacía presupuestaron 805 dólares. El trabajo se inicia luego del pago anticipado del 25% del total, que puede realizarse con tarjeta de débito o crédito, transferencia bancaria o depósito en efectivo. La empresa ofrece 3 y 6 cuotas fijas sin interés con el logo oficial del plan gubernamental Ahora 3 y Ahora 6.
Según información oficial, para poder adherirse al plan Ahora 12, el comercio debe estar inscripto en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) con un rubro incluido en la lista de los alcanzados por el programa y ofrecer productos o servicios de producción nacional.
El fenómeno se encuadra dentro de una cuestión más moral que legal ya que, tal como explicó el abogado Tomás Briganti, a priori no habría delito. “Esto a menos que en esas tesis se cometa alguna infracción a la ley de propiedad intelectual. Si toman ideas de otro trabajo publicado, ahí sí puede haber delito, pero en principio, mientras no colisione con ideas ya publicadas por otros, es una transacción entre privados. Es más bien un tema ético”.
Las empresas parecen tenerlo bien claro porque ambas resaltan en sus páginas web que sus trabajos cumplen con la ley 11.723, régimen legal de la propiedad intelectual, que prevé en su artículo 71 que “el que defraudare a otro con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confianza o aparentando bienes, crédito, comisión, empresa o negociación o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño, será reprimido con prisión de un mes a seis años”.
“Contamos con diversas medidas de seguridad que garantizan un trabajo 100% original”, asegura Tesis y Másters en su sitio online, donde también indican que llevan cinco años “asesorando, corrigiendo y redactando todo tipo de proyectos universitarios”.
En ProfesionalesAr afirman que todos sus servicios son absolutamente confidenciales y sin plagio alguno: “Te acompañamos desde la selección del tema hasta la defensa de tesis, tesinas, proyectos de investigación, monografías, ensayos, artículos científicos, análisis estadísticos, TIF, TFM, para pre y postgrado”.
LA NACION se puso en contacto con ambas compañías, pero ninguna quiso dar declaraciones.
Desde las universidades, en tanto, dicen desconocer la existencia de estas empresas o apenas reconocen haber escuchado rumores, y aseguran no haber detectado nunca un trabajo comprado.
Al respecto, fuentes de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) dijeron: “Sabemos que existe gente que cobra por hacerlo, pueden ser particulares o algo más organizado, pero no tenemos nombres y no hemos detectado trabajos comprados. Sí copias de trozos grandes de textos de autores que no se citan o de otros trabajos que se encuentran en la web. Si el Tribunal Evaluador detectara que el Trabajo Final fue copiado o plagiado, este será desaprobado y el alumno o grupo será sancionado con la prohibición de iniciar un nuevo proceso de presentación de trabajo final antes de un plazo no menor a un año”.
En la misma línea, desde la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires dijeron: “Hemos escuchado historias sobre eso, pero en Sociales no ha pasado”.
Tanto en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) como en la Universidad del Salvador (USAL) y la Universidad de Belgrano dijeron no tener información sobre este fenómeno.
Por qué no entregan la tesis
“Las tesis tienen una estructura muy avejentada que pone muchas trabas. A los estudiantes actuales nos cuesta y angustia muchísimo”, dijo Sonia, una estudiante de cine que como aún no entregó su trabajo final prefirió no dar su apellido.
“Tengo que terminar la tesis y es una angustia enorme que tengo en el pecho. Me parece una instancia arcaica. La forma de citar, además de tener que leer millones de libros, es muy difícil y muy engorrosa. Es muy antigua la idea de que un papelito defina quién sos y te posicione mejor o peor en un trabajo o ganes más o menos plata”, agregó. Ella contactó a una de las empresas para conocer cómo sería la modalidad de trabajo, pero finalmente no los contrató porque piensa que “moralmente no está bueno”.
El de Sonia es un caso que, según especialistas en educación, es común entre los estudiantes universitarios y lo atribuyen a que en muchas ocasiones falta acompañamiento y preparación.
Mónica Marquina, doctora en Educación Superior e investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), considera que la existencia de tesinas es una de las razones del retraso en la graduación de muchas carreras de grado: “A los estudiantes les cuesta mucho concluir con este requisito. En el caso de algunas carreras no representa una verdadera síntesis de lo aprendido o su exigencia es tal que se asimila a una tesis de posgrado. Además, en ocasiones no existen instancias de aprendizaje previas sobre cómo elaborarla desde el punto de vista metodológico y el estudiante termina rindiéndose. Y allí es donde aparecen estos negocios que afectan la ética, que es uno de los principales objetivos en la formación de los estudiantes para su futuro desempeño profesional”.
“El problema de la copia en el sistema de educación superior es importante, pero el problema de las tesis debería ser muy fácil de detectar siempre que el trabajo de la universidad sea el adecuado. Implica tener tutores o directores de tesis que acompañen el proceso, que estén presentes, que vean la evolución de los estudiantes y que de esa manera sea muy evidente que no pudo haber provenido de otra persona que no sea la que estuvo trabajando”, señaló Axel Rivas, director de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés.
Rivas sostuvo que los métodos de evaluación recomendados actualmente por los especialistas en educación son aquellos que se centran en la formación, el acompañamiento y el feedback formativo. “Esto es especialmente importante para los trabajos de tesis porque cuanto más se le delega al estudiante que tenga que hacer todo el trabajo solo, entregarlo y ser evaluado sin participar del proceso menos formativa es la evaluación”.
Desde la UCES reconocieron que hace algunos años el número de trabajos finales en carreras de grado que no se entregaban era muy elevado. “Pero a partir de 2009, cuando incorporamos la elaboración del trabajo final a la cursada de una asignatura del último cuatrimestre de la carrera, ese número mejoró mucho. De esta forma los alumnos van haciendo el trabajo a lo largo del cuatrimestre y lo defienden en el examen final de la materia. El progreso fue muy grande”, explicaron, aunque no pudieron facilitar estadísticas.
En la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA afirmaron que se implementaron talleres, áreas de acompañamiento para tesistas, más integración de estudiantes en equipos de investigación y una discusión sobre el plan de estudios que fortaleció los lazos de la comunidad académica y redundó en un aumento de la cantidad de tesis entregadas y graduados.Josefina Gil Moreira
Fuente: La nacion