La exhibición plástica se presentó el 20 de agosto en la Casa del Poeta, con una propuesta caracterizada por la transmutación. Santiago Benítez Velasco es estudiante de la Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad Nacional de los Comechingones (UNLC).
Sobre la exhibición
Transmutación es la palabra que caracteriza a esta intervención en la Casa del Poeta de la Villa de Merlo. Es una inmersión en el cerebro de tres años de producción, de exploración, búsqueda y encuentro con personas maravillosamente nutritivas.
La exhibición se plantea como un recorrido por la última pandemia y sus consecuencias socioculturales, en una bajada plástica al collage y la expresión del color vibrante. La serie plantea una mirada tanto introspectiva como crítica del encierro, y los temas de actualidad referidos al género, la sobreinformación, y los valores expresados en un nuevo paradigma.
Caja Negra surge como una necesidad de reflexionar sobre la técnica desde el bordado, incluyéndolo dentro de la composición en técnica mixta y repensándolo como fuera de la exclusividad que lo caracteriza como actividad propia del hogar.
En cuanto al montaje, la muestra plantea la intención de volver el espacio táctil. Se partió desde intervenir la sala de acuerdo con objetos pertenecientes al museo, apropiándose momentáneamente de ellos, buscando diálogo entre las piezas de arte y la cotidianidad de la casa. La exhibición se planteó toda como una instalación en sí misma.
Santiago Benítez Velasco: el artista en primera persona
Soy Taina Minita, nací el 6 de diciembre de 1992 en la ciudad de Córdoba. Toda mi infancia, adolescencia y juventud la viví allí, hasta los veinticuatro años. Mi infancia está dividida en dos partes: verano e invierno en San Luis, con todo lo recreativo al aire libre, y todo el resto del año en Córdoba, linda pero más concentrada en lo de adentro, con actividades más culturales, de museo, artísticas, una formación como artista plástico y visual desde muy chico.
Todas las actividades se referían al arte, principalmente al dibujo, desde adolescente empecé a pintar, algo en 3D. Lo artístico viene de familia, algunos en el ámbito de la música, o lo plástico, pero por hobbies. La que tiene más recorrido plástico es mi abuela materna quien es la que me introduce al arte en Concarán, a través de un grupo de artistas con los cuales pensamos muestras colectivas.
Soy Posproductor de Cine, Video y Televisión (ULP) y en el 2020 comencé la Licenciatura en Artes Visuales en la Universidad nacional de los Comechingones, y en paralelo continúo en la Universidad de Tres de Febrero Administración de la Cultura, de manera virtual. A los quince años tuve mi primer emprendimiento de diseño de interiores, en plena búsqueda de mi vocación. Lo hice hasta 21 años, pero siempre sigo relacionado al diseño, a lo estético, y en la búsqueda.
Descubrí la biodescodificación (terapia que realizo) a partir de una serie de sucesos personales un poco tristes para mí, en un momento de cambio de mi vida. Trabajaba en un Centro Cultural donde se desarrollaba esta terapia, y luego completé la formación como terapeuta durante año y medio.
Me considero un artista versátil, porque voy haciendo lo que me gusta. Empecé con dibujos, pinturas, acuarelas, para después pasar a lo tridimensional en arte textil, todo bordado a mano. Luego volví a trabajar en acuarela, incluyendo el arte textil. Hoy estoy incluyendo el tejido plástico, con papel, un collage abstracto y un poco surrealista.
Lo que le digo a la gente es que trabaje en ser feliz, hacer cosas pequeñas y pelear por lo que quieren en el día a día y hacerse cargo de las consecuencias. Creo creo que es la base de todo. Quiero que mi obra sea un granito de arena y que inspire algo más, que dé la visión para algo más. Que la vean y les permita ser un poco más felices.
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