El trabajo con organismos genéticamente modificados (OGM) implicó, en las últimas décadas, diversas mejoras en la calidad de vida de las sociedades, ya que por medio de la ingeniería genética se han modificado e incorporado beneficios tales como vacunas veterinarias, resistencia a insectos, la producción de mayor cantidad de proteínas y vitaminas, como también la tolerancia a condiciones climáticas adversas como la sequía. En esta línea, los aspectos regulatorios y los conceptos de bioseguridad, objeto de la capacitación organizada por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA), establecen un marco para la maduración de tecnologías vinculadas a la biotecnología agropecuaria, sector de relevancia económica a nivel global.
El sistema regulatorio argentino reúne más de dos décadas de experiencia en la evaluación de bioseguridad de actividades con OGM y en el desarrollo proactivo de criterios, para el avance de esta disciplina y la capacitación a terceros. Por este motivo, la CONABIA es un centro de referencia en bioseguridad a nivel mundial y la capacitación conjunta con el CONICET resulta imprescindible para la comunicación de las actualizaciones regulatorias, los alcances normativos y los enfoques respecto de nuevas tecnologías. “Pusimos en valor la participación del CONICET para repensar, acompañar y construir política pública, como también identificar las propias necesidades del Consejo sobre cómo entender y mejorar el manejo regulatorio, para que efectivamente esas investigaciones que hacemos en los laboratorios llegue lo más rápido posible a la sociedad y de manera segura” afirmó Sergio Romano, gerente de Vinculación Tecnológica del Consejo.
La capacitación fue dictada por profesionales de CONABIA, entidad de evaluación, seguimiento y consulta de actividades relacionadas con OGM de uso agropecuario, que recoge una demanda de formación de la Gerencia de Vinculación Tecnológica quien convoca a investigadores e investigadoras, becarios y becarias del CONICET, que, desde lo presencial y virtual, pusieron en valor los conocimientos de las regulaciones establecidas para trabajar con OGM y sus materiales. “Cada grupo de investigación del ámbito público podrán escuchar y conocer cómo aplicar las normativas y manejarse con materiales regulados. Está capacitación fue requerida por CONICET que trabajan con aplicación de herramientas de biología moderna” aseguró Dalia Lewi, directora Nacional de Bioeconomía.
Los organismos genéticamente modificados requieren ser evaluados y aprobados por estudios exhaustivos para ser autorizados, ya que la verificación de sus normas de seguridad ambiental y alimentaria por parte de las autoridades regulatorias son condición necesaria para su desarrollo y utilización. La experiencia de 25 años de utilización, la evidencia de numerosos trabajos científicos de todo el mundo y las evaluaciones puestas en práctica por las autoridades competentes han demostrado que un desarrollo consciente de esta tecnología es confiable e implica beneficios provechosos para las poblaciones.