UNVIME: INVESTIGADORES LOCALES DESARROLLARON PROYECTO DE REFORESTACIÓN INTELIGENTE USANDO UN DRON E INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Se trata de un equipo de especialistas de la Universidad Nacional de San Luis, con participación de docentes de la UNViMe, que fabricó una solución original y económica para sembrar árboles nativos de forma eficiente y recuperar el ecosistema. Podría emplearse en la Cuenca del Morro.

El ingeniero Carlos Catuogno es el Director del proyecto bautizado como “Ojo de Halcón Sustentable”, surgido del Laboratorio de Tecnologías Apropiadas (LabTA) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agropecuarias (FICA-UNSL), donde se desarrolló un dron con tecnología de acceso abierto y bajo costo, que permite realizar una reforestación inteligente.

El proyecto utiliza técnicas de inteligencia artificial para hacer que el dron pueda sobrevolar el área, detectar las zonas sin vegetación y soltar semillas de forma eficiente, para llegar a terrenos que difícilmente podrían alcanzarse con el método tradicional de siembra a mano.

El primer lugar donde se piensa aplicar esta tecnología “Made in Villa Mercedes” es la Cuenca del Morro, en el Departamento Pedernera, que se encuentra en alerta desde 2016 a partir del surgimiento del Río Nuevo, que provocó numerosos daños en la zona.

Por esa razón, el gobierno provincial decretó la emergencia ambiental y comenzó a trabajar en la forestación con árboles nativos. La deforestación, producto del avance de la frontera agrícola sobre pastizales y bosques nativos, generó un desbalance hídrico en la cuenca y produjo un aumento de las precipitaciones. Esto derivó en la aparición de nuevos cursos de agua, que atraviesan campos y rutas, ocasionan anegamientos y afectan a ciudades cercanas, como sucedió en proximidades a Villa Mercedes.

ANTECEDENTES

El proyecto Ojo de Halcón comenzó a gestarse en 2017, cuando junto con Guillermo Catuogno, director del laboratorio y hermano de Carlos, se abocaron a estudiar el funcionamiento de microrredes al interior de drones, con el objetivo de aumentar el tiempo de vuelo a partir del uso de energía solar.

En esa tarea, reforzaron el equipo con colegas de las Universidades Nacionales de Villa Mercedes y Río Cuarto. Por la primera, participan de esta iniciativa el Dr. Jonathan Bosso, Secretario de Ciencia y Técnica, y el Dr. Rodolfo Gargiulo, docente de Medicina y Médico Auditor, de la UNViMe.

Al poco tiempo comenzaron a interiorizarse sobre la problemática ambiental de la Cuenca del Morro, tras los daños ocasionados por el surgimiento de este curso hídrico, al que se denominó Río Nuevo.

“Es una zona donde se ha deforestado bastante para hacer sembrados y con la aparición de este río de forma repentina, se empezaron a generar cañadones de varios metros de profundidad que cortan rutas y campos al medio”, explicó. Entonces, pensaron en fabricar un dron que pueda usarse para monitorear la zona y brindar imágenes que sirvan a otros científicos para estudiar el fenómeno.

Los investigadores se pusieron manos a la obra y diseñaron el prototipo LabTA-X03, un avión de cuatro metros de largo con paneles solares en sus alas. El uso de una energía renovable, además de ser otro aspecto que lo hace sustentable, le otorga al dron mayor autonomía de vuelo. También posee cámaras fotográficas y de video que permiten transmitir imágenes en tiempo real y realizar un seguimiento de los avances del Río Nuevo.

RECONOCIMIENTOS Y AVANCES

En 2020 se presentó el prototipo a un concurso internacional de Singapur, realizado de forma virtual, y obtuvieron el segundo puesto.

A partir de entonces, los investigadores resolvieron desarrollar un nuevo dron que no solo sirva para hacer monitoreo sino que tenga una acción concreta para revertir la deforestación. Así nació al LabTA-X04, que tiene la capacidad de detectar cuáles son las zonas sin vegetación y realizar una suelta inteligente de semillas.

Este dron funciona a batería y mide tres metros de ala a ala. Posee dos motores eléctricos y una bodega donde puede llevar una carga útil equivalente a tres kilos de semillas. En la parte frontal, se encuentran las cámaras y un software que permite realizar un análisis del suelo para distinguir cuáles son las zonas sin vegetación.

El dron utiliza el software de código abierto Infragram para procesar las imágenes y otro desarrollado localmente con OpenCV y Python, que indica cuándo hacer las descargas de semillas, de acuerdo con un algoritmo de inteligencia artificial.

Las semillas corresponden a especies autóctonas que son producidas en la FICA-UNSL y procesadas con el método japonés Nendo Dango. Esta técnica consiste en armar bolitas de arcilla donde se colocan las semillas junto a un sustrato vegetal y agua.

El objetivo es brindarles protección para cuando estén depositadas en el terreno y evitar que sean alimento de pájaros, roedores y otros animales. Con la primera lluvia intensa, las bolitas de arcilla se deshacen y brotan.

A fines de 2022, el dron fue premiado en INNOVAR, el concurso nacional de innovaciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que fomenta la creatividad y el desarrollo de productos y servicios a nivel federal.

PRUEBAS DE CAMPO

Catuogno informó que el prototipo funciona muy bien y ya se lo ha probado experimentalmente en esta nueva aplicación. Actualmente, se encuentran esperando las habilitaciones respectivas para manipular y volar el dron, para efectuar las pruebas de campo.

“Ya hemos realizado diversas pruebas dentro del aeroclub de Villa Mercedes, donde analizamos la parte de la detección de zonas sin vegetación, la suelta de semillas y distintas variables atmosféricas. El prototipo ya está listo para hacer una prueba de campo en la Cuenca del Morro, para lo cual hay que tener una autorización”, explicó, al tiempo que reconoció que este sistema podría tener otras aplicaciones, como intervenir en el combate de incendios forestales o en reconocimientos y búsqueda de personas en terrenos afectados por catástrofes, entre otros

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