Las tendencias cambiaron la dinámica de los estudiantes, así como sus procesos académicos y la inserción en el mundo laboral. Las habilidades blandas ganan terreno ante el arribo de la inteligencia artificial.
El cambio de paradigma y la nueva dinámica de la sociedad han obligado a las universidades mendocinas a adaptarse constantemente para poder acompañar a los estudiantes en esta vorágine, y así brindarles las herramientas necesarias que el mercado laboral demanda en la actualidad. La búsqueda de dicha flexibilidad no debe descuidar, sin embargo, la calidad educativa, el pensamiento crítico y la creación de ciencia; mientras aparecen otros desafíos como la inteligencia artificial, la falta de vocación y la fuga de talentos.
Toda esta realidad que atraviesan las universidades de Mendoza se trató en una nueva edición del ciclo “Pilares para el desarrollo sustentable de la región”, organizado por Los Andes. “La educación superior y las demandas de la sociedad” fue el eje de la convocatoria en el Cicunc, que tuvo distinguidos especialistas para analizar y profundizar los temas que ocupan a la educación provincial en la actualidad.
El primer panel, moderado por Fernando Toledo, editor de la sección Sociedad de Los Andes, tuvo como invitados a Esther Sánchez, rectora de la Universidad Nacional de Cuyo, y Gustavo Gioacchini, subsecretario académico de la Universidad Tecnológica Nacional, facultad regional Mendoza.
La referente de la UNCuyo fue clara sobre el rol que tiene que cumplir la universidad ante este nuevo paradigma, y los desafíos que eso conlleva: “La misión esencial es formar profesionales cuyos perfiles respondan a las necesidades de la sociedad”.
En ese sentido, Sánchez explicó que la universidad “tiene que estar a la altura” de los cambios y las nuevas demandas de la sociedad para “responder con la suficiente flexibilidad y para acompañar” a los jóvenes en el proceso de formación.
Gioacchini, por su parte, resaltó que uno de los cambios de paradigma tiene que ver con la capacitación permanente, en referencia a que un profesional debe seguir capacitándose durante el resto de su vida. “Pensar que todo se va a aprender durante lo que dure la carrera universitaria, no es lo que va a suceder”, dijo el subsecretario académico de la UTN.
Ambos expositores coincidieron en que la universidad debe brindar las herramientas para que el alumno se desenvuelva en el mercado laboral como profesionales. Por eso, Sánchez reconoció que las instituciones educativas están trabajando “no en los contenidos, que ya están disponibles en la red, sino en las competencias que tienen que adquirir los estudiantes”.
Más allá de los cambios y la adaptación que lleven adelante, la rectora de la UNCuyo fue contundente al asegurar que “la calidad es innegociable”. Al mismo tiempo, Gioacchini reconoció que “ha bajado el nivel de la calidad media” y que hay una brecha importante entre la educación Media y Superior”. “Tenemos que trabajar en mantener la excelencia académica, reforzando y articulando con el Nivel Medio para que los estudiantes que quieren seguir las carreras de ingeniería puedan lograr el objetivo”, concluyó el referente de la UTN.
LA DINÁMICA DEL TIEMPO
Entre los numerosos cambios que envuelven los nuevos paradigmas, el más significativo es, tal vez, el tiempo en el que se desarrollan los diferentes procesos de una vida académica. La vorágine con la que evolucionan las nuevas tecnologías, la velocidad con la que crece la demanda laboral y muchos otros aspectos relacionados a esto influyen en la dinámica de la formación de los estudiantes y en su salida al campo laboral.
“Los grandes desafíos que tiene la universidad argentina hoy tienen que ver con que no sólo son más cortos los tiempos de la sociedad, las empresas y la tecnología, sino también el de los estudiantes, que quieren carreras más cortas”, aseguró Sánchez.
Ante este escenario, la rectora de la UNCuyo explicó: “Tenemos un desafío enorme, que es cómo hacer que la duración real de las carreras tradicionales se acorte y que no duren el doble de la duración teórica”. Para ello, agregó, es imprescindible analizar la currícula y las razones de esta problemática.
“Hay que trabajar no sólo en acortar la duración real de las carreras, sino también en reconocimiento de desarrollos formativos: no es lo mismo alguien que trabaja en la sociedad y no ha hecho ningún trayecto formativo, a aquel que abandonó en tercer año y ya tiene una formación”, continuó Sánchez.
Por último, la rectora reafirmó que “los estudiantes quieren formaciones más cortas” y agregó que en algunos casos se trata de una necesidad, como consecuencia de la urgencia de empezar a trabajar durante el cursado de la carrera.
Si de tiempos se trata, es algo que preocupa -y ocupa- a las universidades donde prevalecen las ingenierías, como la UTN. “Estamos en esa época de la inmediatez y los estudiantes buscan más carreras cortas que les permitan salida laboral, y eso no les da lugar a seguir una carrera de este tipo”, analizó Gustavo Gioacchini.
Por eso, el secretario académico de la Tecnológica manifestó que apuntan a promover la vocación en los estudiantes, un factor que cada vez cuesta más encontrar entre los jóvenes. Aunque reconoce que “es uno de los grandes desafíos”, Gioacchini insistió en dar esa batalla porque “nuestra sociedad y el mundo necesitan más ingenieros”.
LAS “HABILIDADES BLANDAS” GANAN TERRENO
Así como la nueva dinámica del tiempo forzó a las universidades a adaptarse, estos cambios de paradigma atraviesan todos los aspectos educativos. “Ahora se buscan esquemas de compromisos más cortos, de naturaleza freelance, que tienen que ver con un componente de cómo te construís a vos mismo”, explicó Gustavo Zonana, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo, sobre las nuevas tendencias, la oferta educativa y las perspectivas laborales.
Sobre estos temas ahondó el segundo panel de esta edición del ciclo Pilares, moderado por la periodista Alejandra Vargas. Para poner en contexto, el doctor en Letras observó: “Estamos en un escenario marcado por una mayor plasticidad, por una gran incertidumbre y por lo que implica el impacto de las nuevas tecnologías en el desempeño profesional”.
Esta realidad no le es esquiva a ninguna de las carreras, ni a las más tradicionales ni a las nuevas tendencias. De hecho, Diego Navarro, director de la carrera de Ingeniería en Informática de la Universidad de Mendoza, reveló: “En este momento, en Argentina estamos asistiendo a un nuevo enfoque de enseñanza de ingeniería, donde se hace muchísimo hincapié en formar otras habilidades que son comunes para esta era, que tienen que ver con formar más competencia en estas personas para terminar insertándose en el campo laboral”.
“¿De qué sirve un gran programador o un gran soldador sin empatía, sin capacidad de integrarse en grupo?”, completó Diego Caso respecto de los perfiles de estudiantes egresados en relación a lo buscado en el mercado laboral. El licenciado en Administración y coach profesional aseguró, además, que en los primeros años de inserción laboral “el porcentaje de rotación en las empresas está más asociado a las habilidades blandas desarrolladas que a esa base dura, que por suerte en esta provincia es muy buena”.
“Si encontrásemos la forma de anexar esta formación a esta base técnica tan fuerte, creo que tendríamos esa combinación explosiva de perfiles para ingresar al mercado laboral”, concluyó quien es miembro del Consejo Asesor de Junior Achievement. Zonana, por su parte, adelantó que las universidades “deben ir concientizando a los estudiantes en que van a tener que desempeñarse en un campo laboral que va a requerir cada vez más de estas habilidades blandas”.
Justamente estas competencias, como la comunicación oral y escrita, la actitud emprendedora, el trabajo en equipo y la creatividad parecen ser la clave ante la llegada de la inteligencia artificial. “Las habilidades más difíciles de reemplazar tienen que ver con esas cosas”, manifestó al respecto Navarro. Por otro lado, reconoció que esas tecnologías también son una excelente herramienta para simplificar cierto tipo de trabajos.
“Tenemos un nuevo traje de superhéroe con más herramientas que permiten solucionar más problemas”, concluyó el ingeniero en Computación. Diego Caso, en tanto, insistió con que las habilidades blandas no son reemplazables por ninguna inteligencia artificial: “Este nuevo traje de superhéroe es el paso que nos abre, quizás, a ser más humanos y enfocarnos más en estas cualidades humanas”.
Fuente: Los Andes