EL DESAFÍO DE SOSTENER UNA UNIVERSIDAD PÚBLICA, GRATUITA Y DE CALIDAD

En un mundo donde el acceso a la educación superior de calidad es fundamental para el progreso social y económico, la sostenibilidad de las universidades públicas gratuitas y de calidad se ha convertido en un desafío cada vez más apremiante. Estas instituciones, pilares de la igualdad de oportunidades y la movilidad social, se enfrentan a una disminución presupuestaria que amenaza su capacidad para cumplir con su misión fundamental.

En virtud de esto, los rectores de las distintas universidades, reunidos en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), advirtieron sobre la difícil situación por la que atraviesa el sistema universitario público nacional y expresaron que: “de no mediar acciones que rectifiquen el rumbo, se verá seriamente afectado el pleno funcionamiento de las instituciones”.

Los recortes presupuestarios y la disminución de la financiación pública han dejado a las universidades en una posición precaria, donde la sostenibilidad a largo plazo se ve comprometida. Ante este panorama, es necesario que las universidades adopten un enfoque proactivo y creativo para abordar sus desafíos financieros. Esto implica no solo buscar soluciones a corto plazo, como medidas de austeridad, sino también realizar cambios estructurales que promuevan la eficiencia, el rediseño de prioridades financieras y la innovación en la gestión de recursos.

En primer lugar, surge la importancia de reconocer y diversificar las fuentes de ingresos de las universidades. Si bien la financiación estatal tradicionalmente ha sido y es su principal fuente de ingresos, la realidad actual exige que se exploren nuevas oportunidades de financiamiento. Esto incluye buscar alianzas con el sector privado, involucrar el apoyo de graduados y desarrollar programas de investigación y desarrollo que generen ingresos adicionales, entre otras acciones.

También es fundamental reflexionar cómo se asignan los recursos existentes, y priorizar inversiones. Analizar, por ejemplo, si es efectiva la expansión física o el desarrollo de programas costosos, o si es necesario impulsar la mejora de la infraestructura tecnológica para facilitar el aprendizaje en línea y/o a distancia.

Asimismo, será crucial fomentar una cultura de eficiencia y transparencia en la gestión financiera. Esto implica eliminar gastos superfluos, promover la rendición de cuentas y garantizar que cada peso gastado contribuya de manera significativa al logro de los objetivos institucionales.

Más allá de la coyuntura, el rediseño financiero del que hablo, no debería implicar comprometer los valores fundamentales de la educación superior, como la accesibilidad, la equidad y la excelencia académica. Es crucial que cualquier cambio en la gestión financiera se realice de manera transparente y con un enfoque centrado en el estudiante, asegurando que todos los miembros de la comunidad universitaria tengan igualdad de oportunidades para aprender, crecer y contribuir al avance del conocimiento.

Enfrentar el desafío de sostener una universidad pública, gratuita y de calidad requerirá un compromiso colectivo y una acción decidida por parte de todos los involucrado. Esta responsabilidad, incluye el deber de no abandonar la lucha para que la dirigencia política argentina comprenda que la educación es el principal activo del que disponen los países para construir un mejor futuro para todos.

CPN Lautaro Ojeda
Director El Diario de las Universidades

Exit mobile version