Se trata de dos Estufas Incubadoras de Dióxido de Carbono, entre otros elementos, que este viernes se pusieron en funcionamiento en el Laboratorio Central del Campus, en presencia del Rector Marcelo Sosa.
Este costoso equipamiento estaba embalado desde la época de la pandemia y fue encontrado meses atrás por un alumno de la carrera Bioingeniería, Lorenzo Tell, en el galpón aledaño al edificio Reforma del Centenario, lleno de tierra y a punto de arruinarse definitivamente.
La gestión lo recuperó y tras una inversión de aproximadamente $400.000, pudo poner en funcionamiento dos Estufas Incubadoras de Dióxido de Carbono, gracias al trabajo de personal docente y no docente.
En biología, una incubadora es un dispositivo que sirve para mantener y hacer crecer cultivos microbiológicos o cultivos celulares. Es un equipo que cuenta con control de temperatura y CO2 (gas carbónico), cuya función es crear una atmósfera lo más natural posible para el desarrollo de células y tejidos.
El Secretario de Ciencia y Técnica y Vinculación Tecnológica, Ing. Gabriel Novillo Rangone, acompañado por la Dra. Carolina Bessone, a cargo del Laboratorio Central de Investigación y Prácticas Académicas, la investigadora Tania Rodríguez y el personal nodocente, recibieron este viernes la visita del rector Marcelo Sosa, el vicerrector Santiago Farenga, y el Secretario General Santiago Tell.
Durante la puesta en funcionamiento del instrumental también estuvieron presentes dos alumnos avanzados de la carrera Bioingeniería, Karen Agostina Sosa Navarro y Lorenzo Tell, y el personal técnico nodocente, Gabriel Paz y Sergio Sosa Pellegrino.
La Dra. Bessone informó que este moderno equipo se utiliza para biología celular, para el cultivo de células, y se va a destinar al trabajo de la carrera Bioingeniería, en la asignatura Tejidos I y II, y también para lo que concierne al área de investigación, en ciencia, innovación y tecnología.
Precisamente en este campo se encuentra trabajando la investigadora del CONICET, Dra. Tania Rodríguez, especialista en biología molecular. “No tenemos nada que envidiar a otros laboratorios, ahora es tiempo de iniciar los proyectos y preparar más recursos humanos, que es lo que podemos hacer tanto con estudiantes como con los nuevos investigadores que lleguen”, indicó.
La especialista tiene un doctorado de biotecnología y biología molecular realizado en la Universidad Nacional de San Martín y posteriormente un postdoctorado, en la misma casa de estudios, ambos en el laboratorio de terapia génica y células madre- RADBIO (INTECH-UNSAM).
Actualmente su proyecto de investigación en la UNViMe pertenece a ciencias médicas, y está centrado puntualmente en el desarrollo de un biofármaco para el tratamiento de algunas enfermedades.
Tania trabaja bajo la dirección del Dr. Ricardo Dewey (INTECH-UNSAM y Hospital El Cruce) y la Co-dirección del Dr. Nelso Barotto.
Sin poder ocultar su satisfacción, la investigadora afirma que “las áreas de las ciencias biomédicas quedan habilitadas a partir de ahora”, en la Universidad Nacional de Villa Mercedes.
RECONOCIMIENTO DEL RECTOR
El Dr. Marcelo Sosa felicitó el trabajo llevado adelante por el Secretario de Ciencia y Técnica y Vinculación Tecnológica y el personal docente y no docente del Laboratorio Central, “al haber logrado recuperar estos valiosos equipos, los cuales tienen un costo cercano a los U$S100.000, y que se encontraban abandonados desde hace cuatro años”.
“Debemos pensar que esto se compró con el aporte de los impuestos que paga la sociedad argentina, pero no para que estuvieran en ese estado, a punto de arruinarse. Por eso los felicito, porque a partir de este momento cumplirán la función para la cual se adquirieron, que es estar al servicio de la docencia y la investigación en ciencia y técnica, para nuestros alumnos y profesionales”.
“Estoy contento, me pone orgulloso de que nuestra universidad tenga investigadores de este calibre, y que hayamos podido recuperar este costoso instrumental del pueblo argentino para ponerlo al servicio del desarrollo científico de la UNViMe”, expresó.
ALUMNO
Por su parte el alumno avanzado de Bioingeniería, Lorenzo Tell, sostuvo que “la necesidad es la madre de todas las invenciones”, por lo que ante la carencia de instrumental avanzado desarrolló un “sistema alternativo a microescala para poder hacer cultivo celular. Lo importante es que ahora lo podemos validar, algo que antes no podíamos hacer”.
Explicó que ahora al contar con las Estufas Incubadoras de Dióxido de Carbono podrán hacer los dos tipos de experimentos, uno dentro de la estufa y otro con el sistema creado.
Finalmente reseñó cómo fue que junto a otra docente “descubrió” estos equipos que se encontraban tirados en un galpón.
Prensa Institucional dialogó con las investigadoras Carolina Bessone y Tania Rodríguez y con el rector Marcelo Sosa.