La rectora de la Universidad Nacional de los Comechingones y presidenta de la Red Universitaria para el Cuidado de la Casa Común (RUC), participó en el encuentro internacional celebrado en Río de Janeiro. Con más de 200 universidades de América y Europa, el desafío compartido es transformar el compromiso ecológico en políticas concretas.
“Estamos en un proceso y vamos paso a paso. Estamos dando pasos sólidos, fuertes, sobre todo en una red muy heterogénea”, afirma Agustina Rodríguez Saá, rectora de la Universidad Nacional de los Comechingones (UNLC) y presidenta de la Red Universitaria para el Cuidado de la Casa Común (RUC), tras su participación en el encuentro continental realizado del 20 al 24 de mayo en la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro.
La reunión, bajo el lema “Deuda Ecológica y Esperanza Pública”, convocó a más de 200 universidades públicas, privadas, laicas y confesionales de América Latina, España, Portugal y el Reino Unido. En el marco del décimo aniversario de la encíclica Laudato si’, el objetivo fue construir propuestas desde el ámbito académico de cara a la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP30), que se celebrará en noviembre en Belém, Brasil.
Una red diversa, un horizonte común
Rodríguez Saá destaca la riqueza y el desafío de trabajar en una red diversa: “El principal reto es sostener, en esta heterogeneidad, el objetivo común que nos une: el cuidado de la Casa Común. Hay universidades con distintas visiones y orígenes, pero con voluntad de diálogo, cooperación y transformación”.
Durante el encuentro, el Papa León XIV envió un mensaje de apoyo a la red, continuando la línea marcada por el Papa Francisco, impulsor del primer encuentro de la RUC en el Vaticano. “Ese acompañamiento ha sido fundamental para fortalecer nuestro trabajo y legitimar nuestro rol en los debates internacionales”, expresó la rectora.
Ciencia, juventud y territorio
Consultada sobre el rol de las universidades frente a la crisis climática, Rodríguez Saá subraya tres pilares fundamentales: “Desde nuestras funciones sustantivas —docencia, investigación y extensión—, ofrecemos conocimiento, herramientas de implementación y proyectos territoriales. Nuestros investigadores pueden acompañar la transición ecológica con datos y evidencia científica. Pero también debemos vincularnos con la sociedad, generar puentes y propuestas concretas”.
Un punto central de su análisis es el protagonismo de las nuevas generaciones. “Los jóvenes tienen un enorme interés por estos temas. Lo vemos en las aulas, en los foros. Necesitamos potenciar ese interés, ofrecer espacios de debate y pensamiento crítico, incluso en un contexto global atravesado por el individualismo y el paradigma tecnocrático”.
Liderazgo compartido
Sobre su rol como presidenta de la RUC, reconoce el desafío de articular consensos en una red tan plural. “No es fácil, pero hay entusiasmo. El diálogo entre rectores y rectoras nos permite encontrar puntos en común, definir ejes estratégicos y avanzar en propuestas colectivas. Este encuentro en Río fue una muestra de que se puede construir unidad en la diversidad”.
Finalmente, se mostró esperanzada con el rumbo del nuevo papado. “Deseamos que el Papa León continúe y profundice el camino trazado por Francisco. Una nueva encíclica sobre doctrina social de la Iglesia, abierta a todos como lo fue Laudato si’, podría ser clave para seguir movilizando voluntades y construyendo una ecología integral que ponga la vida en el centro”.