El Centro Cultural de la Ciencia (C3) fue escenario para la jornada de “Trabajo tecnocientífico y equidad de género”, organizada por el Centro de Ciencia, Tecnología y Sociedad (CCTS) de la Universidad Maimónides (UMAI), con el objetivo de generar intercambios para estimular el diálogo y la reflexión sobre los aspectos normativos, culturales e institucionales que inciden en el ingreso, permanencia, y promoción de las mujeres en carreras de ciencia y tecnología.
Por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) participó Ana Franchi, su presidenta, Cynthia Jeppesen, titular de la Gerencia de Evaluación y Planificación quienes junto a Adriana Serquis, presidenta de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), Nacira Muñoz, vicepresidenta del Instituto Nacional de tecnología Agropecuaria (INTA); María Laura Palacios, vicepresidenta de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI) y Pablo Kreimer, investigador del CONICET (CCTS-UMAI), quienes tuvieron como objetivo constituir una red de intercambio sobre la situación de las mujeres en ciencia y tecnología con el fin de facilitar datos, compartir experiencias, y discutir acuerdos y políticas posibles.
Las estadísticas que se pusieron en valor dan cuenta que, a pesar de ocupar cerca de la mitad de los puestos de investigación, la presencia de mujeres desciende a medida que se avanza hacia puestos jerárquicos o se ingresa en áreas de experticia como las ingenierías. En la industria de software y servicios informáticos (SSI), la participación femenina en posiciones de programación y desarrollo de software también ha ido creciendo en la última década, aunque representando una proporción menor (solo un 15%) en estos sectores. Pablo Kreimer, director del proyecto “Technoscientific labor and gender equity in Argentina: Comparing barriers and opportunities in the private and public sectors” compartió que dicho estudio propone abordar las barreras a partir del examen de las culturas institucionales y las prácticas de reclutamiento, evaluación y promoción en organizaciones científicas y tecnológicas públicas y privadas.
“Argentina tiene entre el 53 y 54 % de mujeres trabajando en ciencia y tecnología, eso es mucho más alto que Estados Unidos y Japón que llega a 17% solamente, eso pasa porque hay un acceso temprano en las carreras, por la posibilidad de gratuidad en la educación superior desde el 49. Ahora, el lado desfavorable de la feminización está asociado al deterioro salarial y a la valorización negativa de esos trabajos, en la educación por ejemplo y donde las tareas de cuidado influyen mucho. Hace unos años, desde la red Argentina de Ciencia y Tecnología miramos a los y las investigadoras superiores y vimos que el 20% llegaron a investigadoras superiores arriesgaron su vida personal para poder tener una carrera exitosa desde lo académico en el CONICET, lo cual es gravísimo porque es una gran diferencia de oportunidades”, sostuvo Franchi, quien además remarcó las situaciones de violencia laboral, de discriminación y acoso que el Consejo atiende y da respuesta desde los espacios de atención que se abrieron en cada uno de los CCT, en el marco del Observatorio de Violencia Laboral y de género del CONICET.
Y concluyó, “En la evaluación también estamos dando pasos importantes, desde la obligatoriedad de herramientas de capacitación como la Ley Micaela, o que las personas que tengan dos o más denuncias no puedan presentarse como directores/as de becas, no pueden ser jurado ni acceder a cargos de dirección”.
Por su parte, Jeppesen expuso algunos de los resultados del estudio sobre: Las trayectorias de investigadoras e investigadores en el CONICET desde 1985 hasta el 2020. “Para nosotras es muy importante este informe porque se enmarca en una línea de trabajo que son adicionales a la tradicional evaluación del ingreso, la promoción, los informes reglamentarios, la trayectoria individual de cada investigador e investigadora” y agregó, “La carrera del CONICET desde 1985 a 2020 ha crecido mucho, tuvo una etapa de estancamiento que fue en la crisis del 2001, pero podemos decir que pasamos de 2000 a 11000 investigadores e investigadoras. Este proceso de crecimiento tuvo tasas muy importantes sobre todo hasta 2016 trajo como efecto un rejuvenecimiento en la dotación integrando más investigadores e investigadoras más jóvenes. Y, por otro lado, este rejuvenecimiento se empieza a dar con el análisis de la oferta y los postulantes a la carrera, teniendo como nuevo rasgo la incorporación cada vez más de mujeres”.
Por último, desde la presidencia de la CNEA, Adriana Serquis, presentó un acuerdo de cooperación que incluye el compromiso de cumplir con los requisitos legales pertinentes al ámbito de la organización y los establecidos internamente por la CNEA, que incluye promover la adecuación del organigrama de la institución con perspectiva de género, como también la creación del equipo de orientación interdisciplinaria en violencia de género y concluyó “todavía es una desventaja ser mujer y tenemos que hacer cosas para cambiar esa realidad desigual”.