Este Consejo Interuniversitario Nacional en 2025 comenzará a caminar su aniversario número 40. En 1985 el presidente (Raúl) Alfonsín entendió, mediante un decreto, que la conformación de este Consejo de rectoras y rectores era fundamental para fijar los rumbos de cada una de las universidades nacionales del país, entendiendo que debíamos abrazar un concepto de sistema universitario. Que todas camináramos juntas. Y debo agradecer, como hago cada vez que me toca presidir este órgano, a las universidades centenarias y a sus representantes que hoy están aquí y que, de manera humilde y solidaria, se sientan y son una más con muchas universidades más pequeñas de reciente creación y, todas juntas, tratamos de hacer una mejor educación superior por nuestro país.
Este año estamos en un aniversario para nosotros muy pero muy importante como universitarios: 30 años de autonomía universitaria con rango institucional. En 1994, en la Universidad Nacional del Litoral, nuestro país se dio la posibilidad de generar una nueva constitución argentina y nuestros constituyentes, los de cada provincia donde están nuestras universidades, tomaron la sabia decisión de poner en el articulado de nuestra carta magna la autonomía universitaria, en el artículo 75. Dicho de otra manera, gracias a esos hombres y mujeres hoy nuestra universidad argentina no está a tiro de decreto de ningún Poder Ejecutivo y entiendo que eso es para conmemorar, para resaltar, y entiendo, también, que es necesario rescatar la importancia de tener una constitución de avanzada en nuestro país.
Y es por eso que hoy quiero destacar al ex rector Ricardo Biazzi de la Universidad Nacional de Misiones, al exrector Tulio Delbono de la Universidad Nacional de San Juan, al exrector Humberto Herrera de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, al exrector Francisco Delich de la Universidad Nacional de Córdoba y al exrector Alberto Puchmuller de la Universidad Nacional de San Luis, quienes, en función a una estrategia totalmente acertada, formaron parte, como constituyentes, de esa asamblea en 1994. Gracias a ellos y a muchos otros. Hoy este Consejo les agradece y, seguramente, vamos a invitar a familiares, ya que algunos de ellos ya no están con nosotros, para que, entre septiembre y octubre, en sede del CIN podamos entregarles un reconocimiento. Les pido un fuerte aplauso para todos los constituyentes de nuestra República Argentina.
En otro orden de cosas, siguiendo las palabras de Oscar Alpa, es voluntad del CIN hoy sesionar marcando el rumbo y sentando posición sobre dos temas que se debaten en cada institución que ustedes presiden. Sin ningún lugar a dudas, la agenda está debatida entre la urgencia y la coyuntura, y en la necesidad de fijar un norte y planificar, estratégicamente, nuestras instituciones. Claramente, lo primero le gana a lo segundo. Así que hoy, en esta urgencia, vamos a debatir cuestiones políticas, presupuestarias, científicas, de muchísima importancia. Seguramente, si los medios de comunicación levantan lo ocurrido hoy aquí, le va a ganar a los segundo. Creo que, justamente, es enorme la necesidad que tenemos de salir de la coyuntura para fijar un norte y un posicionamiento en políticas académicas, científicas y extensionistas.
Lo que nosotros denominamos “7 puntos” y hemos defendido, hoy podemos dar cuenta de que es una política clara. Va a ser un hecho político importante que las universidades publicas argentinas hoy podamos tener el sostenimiento de estos puntos, que, justamente, quien está aquí a mi derecha (Oscar Alpa) fijó en su paso por la Secretaría de Políticas Universitarias. Entiendo que tenemos que relacionarnos con el Consejo de Rectores de las Universidades Privadas y hoy para nosotros va a ser realmente vital fijar ese tipo de políticas. Políticas que, como defensores de la Reforma Universitaria, con la enorme necesidad de ser transformadores de nuestra universidad, tenemos que tener la valentía de llevar a cabo. Para nosotros es un enorme deseo transformar nuestras instituciones pero sin deformar nuestra calidad.
Es así que durante este tiempo hemos tratado de llevar adelante, con la Dirección del CIN que aquí me acompaña, un relacionamiento con organismos, con Estados, con empresas y con entidades, tratando de salir de esa coyuntura de la que siempre somos noticia por nuestra quejas presupuestarias, por nuestras medidas de fuerza y por decir que necesitamos tener más y una mejor universidad. Nos hemos entrevistado con la UIA, con el Banco Credicoop, con SEDRONAR, que hoy nos acompaña. Hemos generado un hecho político con la AGN, que, seguramente, va a ser informado el día de hoy, que ha sido vital para nosotros. Hemos tenido distintos encuentros con embajadas de otros Estados que hoy miran al CIN como un verdadero norte para generar vínculos internacionales que, seguramente, vamos a aprovechar. Con organismos supranacionales como ENLACES, SEGIB, CUIA, CUAA y la Agencia Universitaria de la Francofonía. Así que entiendo que vamos a tener la enorme sabiduría de llevar adelante toda esta agenda.
Ahora, entrando en el tema que nos ocupa de esta coyuntura, de la cual renegamos pero damos pelea, entiendo que el análisis del diagnóstico de este momento es el que todos sufrimos desde diciembre/enero hasta aquí. En ocho meses, pasando por el plenario de la UNSAM, este Consejo y cada una de las representaciones de las comisiones, han tenido un enorme esfuerzo y una predisposición al diálogo en búsqueda de soluciones. Hemos tenido paciencia y cordura por siempre entender que no estamos aquí por quienes somos, sino por quienes representamos. Tenemos la enorme responsabilidad institucional del sostenimiento de las universidades para nuestros chicos y para nuestro pueblo.
Pero debo decir que siempre nos hemos encontrado con una mezcla explosiva de prejuicio y desconocimiento por parte del Estado nacional. Prejuicio, porque el Estado, para muchos de ellos, no sirve, es ineficiente, y hay que borrarlo de la agenda de las cosas en lo diario. Y desconocimiento porque en el Estado, gestionar el Estado, no es para todos. Hay que comprenderlo, hay que entenderlo y hay que hacer un enorme esfuerzo para llevarlo adelante. El esfuerzo que hacen ustedes todos los días para hacer, por ejemplo, una mejor universidad.
Cuando todo esto empezó todos teníamos una duda o un temor en función de que afrontaríamos cierres, arancelamientos, “vouchers”. Pero nada de eso pasó y tuvimos una equivocación en el diagnóstico. Lo que pasó es que comenzó un desmantelamiento de nuestras universidades en cuotas. O, dicho de otra manera, no talaron el árbol sino que dejaron de regarlo. Y me parece que nos están secando de a poco.
Es por eso que todo lo que nosotros hagamos, decidamos, levantemos la voz, va a tener que ser muy pedagógicamente explicado, entendiendo que si hay algo que funciona bien en nuestro Estado argentino es la universidad. Vamos a tener que defenderla sin ponernos colorados, pero no por nosotros y por un reclamo sectorial, sino por cada uno de nuestros chicos. Porque estoy convencido de que en nuestro presente está el futuro de muchos jóvenes que necesitan tener, al menos, las posibilidades que nosotros hemos tenido en un pasado próximo.
Entiendo que hay que decir con mayúsculas algo que generalmente nos adjudican. No estamos en función de una dicotomía de que pensamos distinto por un tema de financiamiento. No es solo que no hay plata y nosotros exigimos financiamiento. Creo que hay que decir que no está en los planes del gobierno que la educación sea prioridad. Cuando hablo de educación hablo de educación básica y de educación superior. Creo que, en muchos casos, para el gobierno el no plan es el plan, y creo que, en lugares donde prime el concepto de caja, nosotros tenemos que hablar de que prime el concepto de futuro, de igualdad de oportunidades y de una universidad popular para todos.