La emigración está en el horizonte de muchos jóvenes argentinos. Pero no sólo como una salida laboral, sino que estudiar afuera del país es un deseo de miles, como quedó claro en la expo “Estudiar en Europa”, que se hizo esta semana en un hotel porteño: más de 3.000 asistentes fueron a buscar información en esta feria, organizada por el Team Europe en Argentina junto a la Delegación de la Unión Europea en el país.
Desde las 16.30 del lunes y hasta bien entrada la noche, el cuarto piso del Hotel NH Collection Buenos Aires estuvo colmado con un flujo incesante de asistentes entre charlas, presentaciones y colas en los puestos de las distintas instituciones de educación superior.
A través de 35 mesas de información —entre puestos de universidades mayoritariamente públicas, embajadas y agencias de promoción de los Estados Miembro de la UE—, una marea de adolescentes, estudiantes, investigadores y profesionales recientemente recibidos fueron a conocer las becas disponibles.
¿El objetivo? Formarse en distintos países, “de la A a la S”. Es decir, en Austria, Alemania, España, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Irlanda y Suecia.
La entrada fue libre y gratuita. Hubo dos mil inscripciones previas, pero los asistentes superaron los tres mil. Quienes se acercaron con una idea determinada —por ejemplo, iniciarse en una carrera particular en un país ya decidido— se encontraron fascinados con opciones y ventanas impensadas.
Otros confirmaron su intuición inicial. Es el caso de Francesca Horacio que, con 13 años, ya decidió que desea abocarse al Derecho Internacional en una facultad italiana para trabajar a futuro en la Organización de las Naciones Unidas.
Tampoco faltaron aquellos que fueron “para ver” y terminaron más convencidos que nunca de aventurarse en el extranjero. Hasta los destinos académicos poco frecuentados por los argentinos, como el caso de Hungría, despertaron todo tipo de consultas. Al tener buenos sistemas de ayuda financiera y ofertas en inglés, se convirtieron en alternativas atractivas y asequibles.
Los hermanos Woloszyn tienen 17 y 20 años. Están en la expo con su mamá, contentos y convencidos de sus metas. Priscila tiene 17 años. “Me enteré del evento por Instagram. Me pareció interesante porque quiero seguir mis estudios en el exterior, en algo ligado a las Relaciones Internacionales o el Comercio Exterior”, cuenta.
Le gustaron las propuestas de Suecia y Francia, ya que brindan gratuidad para los ciudadanos europeos. Ella posee la ciudadanía italiana. ¿Le da miedo dejar atrás amigos y familia? Reformula el planteo: priman las ganas de empezar su carrera, emprender su sueño.
Ulises Woloszyn, su hermano, cumplió 20 y actualmente está estudiando el segundo año de Ingeniería en Sistemas en la Universidad Tecnológica Nacional. “Lo que más me interesa es visitar, acceder a oportunidades laborales”, acota. ¿Volver a Argentina? Al igual que Priscila, señala, entre risas: “A visitar nomás”. Su primera opción es Suecia. “Me encanta el país, y que llueva todo el día me copa, porque me la paso frente a una computadora”, cierra.
Atina Escobar camina por los pasillos con una valija carry on. Su mamá también. Acaban de aterrizar, viven en Corrientes. “Sigo las redes de la Embajada de Alemania. Mi abuelo es inmigrante alemán y tengo el pasaporte europeo. Amo el idioma, el país y la universidad es gratuita”, relata. Quiere hacer la carrera de principio a fin en la tierra de su familia.
Ya realizó un intercambio allá en años anteriores y confirmó que, gracias a las videollamadas y la tecnología, la distancia con los seres queridos se vuelve más sencilla.
¿Cómo imagina su futuro como adulta? “Me interesa representar a Argentina en el resto del mundo. Por eso pienso en anotarme en Relaciones Internacionales y trabajar en la embajada”. Algunos de sus amigos también quieren irse al viejo continente; otros van a cursar sus estudios superiores en Buenos Aires y varios se quedarán en su provincia.
Vanesa Donato ya obtuvo un título universitario acá, en Argentina. Es socióloga recibida en la Universidad de Buenos Aires. Con 35 años, su próximo paso es acceder a una maestría o doctorado en Italia o Francia, con orientación en Ciencia Política. Tiene la ciudadanía italiana, familia radicada allá y habla el idioma.
Su reflexión: “Hay que aprovechar todas las oportunidades. ¿Por qué afuera? Porque colegas investigadores me contaron que la formación en el extranjero aumentó sus oportunidades laborales. Mejorás el idioma, te relacionás con otras culturas, lo cual te permite desenvolverte mejor en la vida. La situación crítica que se vive en el país colabora, aunque todavía no sé si quiero trabajar allá o acá. Primero, formarme. Después veré”.
Educación para un mundo en movimiento
Las becas Erasmus+ fueron las más buscadas. Este programa organiza intercambios entre países de la Unión Europea y sus socios. Siempre en miras de mejorar las capacidades de comunicación entre las partes, potenciar la excelencia educativa y la riqueza intercultural. Con períodos variados de residencia en el extranjero, puede incluso incluir prácticas profesionales, que permitan adquirir experiencia laboral.
De todas formas, las Erasmus+ son la punta del iceberg. Y el manejo de idiomas, el desempeño escolar, la tenencia de ciudadanía europea o la posibilidad de conseguir una visa estudiantil son elementos fundamentales que entran en juego a la hora de elegir qué hacer y en dónde.
Luca Pierantoni, jefe de Cooperación de la Delegación de la Unión Europea en Argentina, se mostró más que satisfecho con la jornada. Destacó que Argentina es uno de los países con más embajadas de los Estados Miembro por lazos históricos y culturales.
“El mensaje es positivo, porque cada vez vivimos en sociedades más conectadas. Tener una estadía en el exterior va a ser una herramienta, un asset o activo fundamental, tanto en lo personal como en lo profesional. Entusiasma que los chicos quieran abrirse al mundo, porque somos ciudadanos globales. Aunque la globalización como proceso político tenga sus desafíos y aspectos a mejorar, la revolución tecnológica expone a las nuevas generaciones a un escenario de interconexión nunca antes visto”, explica a Clarín.
En ese sentido, remarcó la importancia para los países de atraer talento y de ofrecer a este talento la posibilidad desarrollarse y conocerse. “Los estudiantes argentinos se llevan conocimientos, historias y siempre dejan algo en Europa: el beneficio es mutuo”, complementa Pierantoni.
A la vez, habla de los retos del futuro, como la sustentabilidad, la inversión en tecnología y la equidad. “Si no es entre los jóvenes y dentro de las universidades donde encontramos aliados, protagonistas para mejorar el mundo, ¿dónde va a ser?”.
Al funcionario le tocó resolver todo tipo de dudas: desde cuestiones vocacionales, hasta otras más relacionadas con lo administrativo. Coaching y visas. Claro que, de esto último, se encargan los organismos consulares.
Lo que más le llamó la atención fue la edad de los concurrentes, muchos en tercer o cuarto año del secundario. “El universo de los intercambios ha cambiado. Ahora incluye vocaciones vinculadas con el mundo artístico, de la moda, el deporte. Hay una necesidad de repensar la educación de una forma más horizontal e inclusiva, no quedándonos solamente en las enseñanzas tradicionales”, concluye.